Jorge Morocho, el catador de café del Bosque de Protección Alto Mayo

abril 29, 2021

No sabe si el café llegó a él, o si él buscó al café. Pero se encontraron y todo cambió. Jorge Morocho es catador Q Grader y responsable del laboratorio del Control de Calidad de café del Bosque del Alto Mayo. Si hay una palabra que repite a menudo es orgullo. Así se siente cuando ve el trabajo logrado, cuando recuerda cómo aprendió a reconocer los sabores más íntimos del café y, sobre todo, al ver a jóvenes cada vez más interesados en cuidar el bosque, el café y el medio ambiente . Está orgulloso. Ningún esfuerzo ha sido en vano.

“Los productores no creían en la calidad porque había muchos intermediarios que no se preocupaban de eso”, dice este piurano de 34 años. Era tal el panorama en 2017, que los granos no pasaban la línea para ser

considerados café especial. El rechazo era del 24%; en 2018 bajó a 14%; en 2019 era el 5%; y en 2020, el 1.5% . “Las capacitaciones con cada comité de productores permitió el cambio. Se les enseñó sobre postcosecha, fermentación y almacenaje. Ahora el caficultor ya conoce en qué no debe fallar para lograr un café de calidad”, comenta desde el laboratorio de la Cooperativa de Servicios Múltiples Bosque del Alto Mayo (), ubicado en Rioja.

“Es bonito sentir que tu trabajo da frutos, que tu trabajo es importante, pero el esfuerzo es de todos. Cuando empecé a conocer este mundo yo sabía que iba a funcionar y aprendí de otros buenos catadores”, explica Morocho . La cooperativa alberga hoy a 475 productores. Empezaron con 280 en 2017.

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Foto: © Alex Bryce

No solo se trata de café.

La Escuela de Catación BPAM permite a jóvenes y a sus familias desarrollar prácticas sostenibles en el Bosque de Protección Alto Mayo para preservar las 182 mil hectáreas del área natural. La iniciativa cuenta con el apoyo del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Sernanp), Conservación Internacional (CI), la Asociación Ecosistemas Andinos y la Cooperativa de Servicios Múltiples Bosque del Alto Mayo (Coopbam) .

La escuela del laboratorio que dirige Morocho cuenta con todos los equipos para brindar la mejor enseñanza. Tienen una tostadora, detector de humedad, máquina para la actividad hídrica del café, entre otros equipos.

La motivación, dice, busca preservar el ambiente y apoyar a las familias de los estudiantes. Se está evitando la deforestación y la contaminación del río Mayo, principal fuente de agua de las provincias de Rioja y Moyobamba .

Entre cuidar el bosque y cultivar café han logrado un producto con notas cítricas, a chocolate, panela, malta y sabores residuales de vainilla. Hay microlotes que son florales y dulces. El puntaje promedio es 82, pero hay de 84 y 85. En 2017, apenas llegaban a 80.

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Foto: © Homer Leiva

Morocho se toma su tiempo con cada caficultor Recuerda a uno con el que trabajó casi tres años en el proceso de fermentación y hoy ya logra vender el producto de sus microlotes. “También es importante verlos alegres”, agrega Morocho. Lleva nueve años catando. Cuando dejó su tierra, Piura, y pensó dedicarse al café no tenía ni idea del mundo que habría por conocer.

“De primera a mí me llamó la atención la catación. Aprendí mirando”, comenta, entre risas. Entre los productores, apenas 50 son mujeres. Se espera que esta brecha de género se acorte poco a poco.

El día a día de un catador en el bosque comienza enfrentando retos. Y el principal reto de Morocho es encontrar cualidades en el café, y brindar conocimiento: “Cada día hay que mostrar lo que uno sabe, y también tener humildad para no dejar de aprender”.

Pasión y Vida

“Gracias al café yo salí adelante, y para mí el café es pasión”. Esas son sus palabras. El bosque de Altomayo lo impulsa a decir solo una palabra: “Vida”.

Y así como la vida debemos cuidarla, al bosque también.

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Foto: © Homer Leiva

“Ser catador es un don”

Cada muestra que llega al laboratorio es un mundo para descubrir, una esperanza de progreso. Morocho ha visto egresar a tres promociones de alumnos que están trabajando en la cooperativa, y ve en ellos la mejor oportunidad para producir sin depredar.

“Yo creo que ser catador es un don que te da Dios, pero también hay que estudiar mucho“, comenta.

El SERNANP y sus socios Conservación Internacional (CI), la Asociación Ecosistemas Andinos y la Cooperativa de Servicios Múltiples Bosque del Alto Mayo (COOPBAM), vienen organizando capacitaciones para impulsar los primeros pasos de estos jóvenes hacia una carrera de catación, algo que Morocho aplaude.

El Bosque de Protección de Alto Mayo abarca territorios de las provincias de Rioja y Moyobamba en el departamento de San Martín. Su presencia busca proteger las cuencas hidrográficas, la vegetación boscosa, la vida silvestre y los valores paisajísticos de la zona, para promover el turismo, la recreación, la educación, la investigación, y generar beneficios para los pobladores locales. En una palabra: VIDA.

DATOS

¿Sabías que son los Acuerdos de Conservación?

Los Acuerdos de Conservación son compromisos que tienen las familias y la
gestión del BPAM para cuidar el Bosque de Protección Alto Mayo, a través de trabajo sostenibles en café, pitahaya, meliponicultura y productos artesanales elaborados por las integrantes de los comités de mujeres.

¿Desde cuándo existe el laboratorio?

Con el fin de mejorar la producción de café para su posterior exportación a los Estados unidos y Europa, se inauguró en 2019 el “Laboratorio de Café Orgánico” del Bosque de Protección Alto Mayo (BPAM) en la ciudad de Rioja (San Martín). Desde el año 2018, en la región San Martín, se desarrollaba la ‘Escuela de Catación BPAM’, para formar a jóvenes como catadores de café.

 

Nota elaborada por La Ruta del Café Peruano