CACAO Y CHOCOLATES: Warren Wajajai
octubre 20, 2025
Acostumbrads a dedicarse a actividades como la pesca, la caza, la recolección y la producción de alimentos para su consumo, aprender a dominar el cultivo de cacao bajo parámetros agroforestales supuso todo un reto para las comunidades nativas. Pero no uno imposible de lograr. Warren Wajajai, productor de cacao y socio de la Asociación de Productores Jempe Bakau Conasha, puede dar fe de ello.
Yo nací en la comunidad nativa Shampuyacu. Estudié acá hasta mi secundaria; después, seguí estudios superiores en Chiclayo. Así conocí a un chef belga que tenía su restaurante en Lima y nos hicimos amigos. Habíamos ganado un concurso de gastronomía y hasta nos invitaron a Bélgica. Un día le conté de mi comunidad, de dónde vengo. Y algo que se quedó en mi mente es que me preguntó: “¿Cuántos como tú hay en tu comunidad?”. Yo no entendía, le dije que había varios profesionales. Me preguntó cuántos, como yo, habían logrado la meta de cambiar sus vidas. Me dijo que debía trabajar para mi comunidad.
Y yo en ese momento me pregunté cómo podría ayudar a mi pueblo. Quizás no directamente, pero sí haciendo ciertas cosas que tal vez ayudaran a transformar siquiera a una o dos personas. Justamente en ese tiempo estaba trabajando con él y me dieron vacaciones. Me dijo que las aproveche para venir a mi comunidad y pensar.
Al final, la vida hizo lo suyo. Porque mi papá me pidió que lo ayude unos meses en el campo, él se dedicaba al cultivo de café y plátano.Mientras estaba en mis vacaciones, el belga me preguntó de nuevo: “¿Ya viste si estás seguro de ir con nosotros a Bélgica o quedarte a trabajar ahí, por el bienestar de tu comunidad?”. Yo me alteré. Pensé que no quería que vaya a Bélgica y se lo dije. Pero me dijo que ya tenía mi visa y todo, que solo quería que piense bien las cosas. A raíz de eso dije: “¿Qué hago? ¿Cómo ayudo acá?”.
Entonces, tome la decisión de quedarme a trabajar con mi papá. Empecé a manejar los cultivos, el café lo entendí a la perfección. El cacao, no mucho. En ese entonces, Conservación Internacional y la Feriaam estaban acá con proyectos piloto. Cuando hacíamos nuestro Plan de Vida y nos proponíamos restaurar otro bosque apareció la pregunta: “¿Qué cultivo alternativo podemos trabajar?”.
Y ahí se nombra el cacao. En 2016 falleció mi padre. Tomé la decisión de seguir con lo que nos habíamos propuesto. En el año 2017 empezamos con las primeras capacitaciones, las primeras pasantías y nos metimos al cultivo. Éramos algo de 58 personas de Shampuyacu, que teníamos este afán de trabajar con cacao. Hicimos trabajos entre nosotros mismos, apoyándonos en los famosos trabajos comunales, en los ipamaámu.
Un insumo de calidad, un producto de calidad
Yo empecé sembrando media hectárea. Al año siguiente sumé media más. En el 2024 empecé haciendo plantones para sembrar una hectárea más. Obviamente, en ese lapso, Conservación Internacional nos fortalecía con las capacidades y el desarrollo que debíamos tener en cualquier ámbito empresarial. Así, aprendimos que teníamos un valor agregado, que era que trabajábamos con todo orgánico. Ahí surgió la idea de transformar el cacao en chocolate, lo que nos iba a permitir emplear a más personas con capacidades. A los socios les mencionaba: “¿Qué tal si empezamos de esta manera? Nos vaya mal o bien, vamos a ganar experiencia”. Además, yo ya había llevado cursos de chocolatería en Lima. Tuvimos pasantías donde se hablaba de cómo se procesa el cacao, cómo es el secado y el almacenado. Entonces empezamos a trabajar con el chocolate.
Para poder adquirir máquinas para hacer un chocolate más refinado, de mejor calidad, en 2021 nos propusimos hacer un proyecto que sea concursable. Así nació Shiijam, nuestra marca de chocolates. En 2022, con el financiamiento de Avanzar Rural y el apoyo de la Feriaam, Conservación Internacional, la ONG Progreso y Ecoan, pudimos equiparnos y también capacitar a jóvenes en postcosecha y en chocolatería.
En el II Concurso Regional “Cacao de calidad San Martín 2024” fuimos reconocidos como uno de los mejores granos y en el concurso nacional, organizado por la Asociación Peruana de Productores de Cacao (Appcacao), el cacao awajún salió como el mejor de todo San Martín.
A veces todavía me siento triste porque aún se sigue deforestando y hay incendios. Pero, más que nada, me siento satisfecho, porque me doy cuenta de que mis propios familiares ya tienen otra visión; estamos fortalecidos.
Si no hubiéramos hecho esto, no sé qué hubiera sido. Realmente ha cambiado mi vida, porque aporto a nuestra madre tierra.