LA GUARDIANA DEL BOSQUE: Sarita Cuipal
septiembre 11, 2025
Siguiendo los pasos de su padre y su familia, Sarita firmó los Acuerdos de Conservación, pero pronto descubrió que la vida tenía otro plan para ella: unirse al Sernanp para resguardar el bosque. Encuentra este y otros testimonios en el libro Alto Mayo, un modelo a escala. Historias que han transformado un paisaje.
Yo recuerdo que mi papá fue de los primeros firmantes de los Acuerdos de Conservación en el centro poblado de Aguas Verdes. Yo firmé mi primer acuerdo con una parcela de café que mi padre me cedió. Cuando lo hice, empecé a cultivar de una manera más ordenada, con un plan de abonamiento, cosa que antes no hacía. Solo dejábamos que la planta dé por obra y gracia. Con un plan de manejo, ya teníamos un cultivo perenne, sabíamos la cantidad que íbamos a cosechar al siguiente año y en qué se podía invertir. Aprendimos que no solamente la chacra nos puede dar ingresos, sino también las gallinas, los cuyes, los biohuertos, que nos permiten comer de manera más saludable.
Al comienzo, realmente no sabía lo que era el BPAM, hasta que el ingeniero José Altamirano me invitó a un taller en Abra Patricia. Yo tenía conocimientos básicos de medio ambiente y me dijo que venían a trabajar en la zona, con pobladores que estén asentados al interior del ANP. Para mí fue interesante y me dio la oportunidad de trabajar con ellos en campo, haciendo encuestas en la parte alta de Huasta, Nuevo Edén y Jordania
Un giro de vida
Para 2018 yo ya tenía conocimientos del área y algunos guardaparques que conocía me motivaron a postular como guardaparque voluntaria. Recuerdo que llegué en nada. Si bien es cierto tenía conocimientos de conservación, no sabía lo que hacía un guardaparque. Para mí fue algo novedoso e inspirador al mismo tiempo. Ya por el año 2019 se da la opción de postular a una vacante como guardaparque oficial y me tiré a la piscina, sin miedo. Ahora, la mayor parte del tiempo me dedico a ser guardaparque. Los ocho días que tengo libres, voy a mi chacra de pitahaya y también me dedico a un orquideario que tengo por medio de los acuerdos.
Ahora, el que administra mi parcela de café es mi padre, que pertenece a la Coopbam. El resto del mes, nosotros tenemos un puesto de vigilancia en el cual pernoctamos. Ahí disponemos de un pequeño biohuerto, sembrado con hortalizas. Desde ahí salimos al patrullaje. Si es un patrullaje rutinario de ida y vuelta, a veces salimos a las siete de la mañana y regresamos cinco de la tarde. Si es un patrullaje especial, nos puede tomar tres o cuatro días. Los patrullajes son importantes, porque a través de ellos vigilamos que no se tale el bosque.
Cuando son varios días, a las cinco ya estamos buscando un lugar adecuado donde pernoctar. Si hay gente cerca, quizás nos dan espacio en su casita; nos quedamos ahí junto con ellos, compartimos con ellos. Si no, nos toca armar nuestra carpa en algún lugar cerca al río. Al inicio me daba miedo, ahora no tanto. Disfruto la tranquilidad de la noche en el bosque. Como guardaparque, si bien nuestra principal tarea es identificar deforestaciones o extracción de madera, a veces también hacemos seguimiento a la extracción de orquídeas o caza de mariposas.
Lo que más me apasiona de este trabajo, es la oportunidad que tengo de llegar a la gente y hablarles de la importancia del bosque y sus recursos, y de que no deben seguir haciendo estas actividades ilegales. Es especialmente bonito el trabajo en las escuelas. Los niños siempre están dispuestos a aprender.