El pescador milenario de caballito de totora: muchas razones por celebrar y mucho por hacer
junio 28, 2025
29 de Junio, Día de San Pedro y San Pablo
Huanchaco, balneario cercano a Trujillo, la Libertad, es considerado como la cuna del caballito de totora: una embarcación a base de una fibra natural que crece en humedales costeros de agua dulce, sobre los que cabalgan pescadores artesanales descendientes de los moche y chimú.
Por más de 3500 años llevan realizando una práctica arraigada a la naturaleza; usan redes pequeñas con las que no se pesca en exceso, sin motor, compartiendo lo que se obtiene con los suyos, y manteniendo vigente esa adicción a sentir la energía del mar bajo sus tups, o caballito en mochica, cuando cabalgan sobre las olas.
La Asociación de Pescadores Artesanales de Huanchaco
Ellos son quienes hoy mantienen viva esta tradición que los sigue conectando con las bondades del mar -lamentablemente cada vez más escasas- pero que también los une con la tierra. Son señores de mar, pero también agricultores que cuidan y manejan sus propias teorías sobre la cosecha y siembra de su totora, y sin totora no hay quien mantenga vigente este patrimonio de la nación.
El inicio del 2025 ha sido nefasto para los pescadores. Varios derrames de aguas residuales terminaron dañando más de la mitad de las pozas de totora que manejan, dejándolos sin el recurso con el que generan su principal sustento. Pero gracias al trabajo conjunto que se viene haciendo con la Asociación de pescadores ancestrales, se han logrado abrir unas 13 nuevas pozas donde sembrar su totora.
Veintisiete pescadores trabajaron durante dos semanas sin parar, a punta de palas, rastrillos y herramientas, cavando pozas de 8 por 10 metros de largo hasta encontrar aguas subterráneas. Escogieron meticulosamente las mejores semillas, y han sembrado hasta 50 nuevos plantones de totora en cada una de ellas, que demorarán un año en crecer.
“La gente que viene a visitar Huanchaco piensa que los caballitos que dejamos a secar en la playa están de adorno, pero no es así. Son nuestras herramientas de trabajo. Todos vienen a tomarse foto con los caballitos. ¿Qué va a pasar el día que ya no haya totora?” nos comenta Carlos Urcia, pescador y artesano de 54 años que desde los 7 años se encandiló con el arte de la totora.
Turismo: olas de oportunidad
Son pocos los hijos de pescadores que hoy deciden seguir los pasos de sus padres y abuelos. Es una hermosa tradición, pero de mucho sacrificio que no necesariamente da muchos ingresos. Algunos han escogido mantener vivo ese vínculo con el mar a través de escuelas de surf que se han convertido en el otro principal atractivo de Huanchaco. Ya no cabalgan las olas sobre la totora, sino sobre tablas modernas de fibra hipóxica.
El turismo empieza a mover cada vez más la economía local de Huanchaco, primera reserva mundial del surf, donde la cultura milenaria se une con este deporte y con un ecosistema vital para la sobrevivencia de esta práctica ancestral. El mar y las olas generan oportunidades para muchos en este balneario, y con un manejo afectivo puede brindar mejores oportunidades económicas en beneficio de las personas y la naturaleza.
“Los que nos visitan quieren comer pescado fresco, del día, y para eso tenemos que mantener viva nuestra tradición, asegurando que no se acabe la totora que es la herramienta principal de trabajo aquí, y mejorar el manejo de la pesca para que no escasee”, nos comenta Blanca González, esposa de un pescador ancestral de caballito de totora dueña de un restaurante.
Gestión de Ecosistemas de Surf y Economía Azul:
Este proyecto, busca demostrar el papel que puede desempeñar la gestión eficaz de los ecosistemas marinos y costeros que rodean las rompientes de surf en la protección de la biodiversidad y la función de los ecosistemas, y también, en la generación de beneficios de la economía azul; el uso, la gestión y la conservación sostenible de los recursos marinos a través de actividades que promuevan el desarrollo económico y la mejora de los medios de vida, preservando la riqueza de la biodiversidad.
Esto es posible gracias al Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), la implementación de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), y la ejecución de Conservación Internacional (CI), en alianza con Save the Waves (STW) y la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA), y en coordinación con los gobiernos de Costa Rica, Panamá y Perú.