Un nuevo mapa localiza dónde la gente depende más de la naturaleza

noviembre 5, 2021

Más de dos tercios de la población de los trópicos -unas 2.700 millones de personas- dependen directamente de la naturaleza para satisfacer al menos una de sus necesidades más básicas, según una nueva investigación.

El estudio, publicado en la revista Global Environmental Change, es el primero en cuantificar la dependencia de la gente de la naturaleza, y destaca el alcance de la amenaza que el cambio climático y la destrucción de la naturaleza suponen para la vida humana.

Hablamos con el autor principal del estudio, el científico de Conservación Internacional Giacomo Fedele, sobre las múltiples formas en que los seres humanos se nutren de la naturaleza, las mayores amenazas a las que se enfrentan los ecosistemas tropicales y cómo los países pueden promover la justicia climática para las personas más "dependientes de la naturaleza" del mundo. 

Pregunta: ¿A quién se considera "dependiente de la naturaleza" y dónde se encuentran estas comunidades?

Respuesta: Definimos a las personas que dependen de la naturaleza como aquellas que utilizan los recursos naturales para satisfacer al menos una de las cuatro necesidades humanas básicas: consumo de agua, materiales de construcción para sus casas, energía para cocinar o medios de subsistencia. Dando un paso más, descubrimos que 1.200 millones de personas son "altamente dependientes de la naturaleza", lo que significa que dependen de los recursos naturales para al menos tres de esas cuatro necesidades.

Tras analizar las entrevistas realizadas a más de 5 millones de hogares en 85 países tropicales, descubrimos que la mayor proporción de personas altamente dependientes de la naturaleza en el mundo se encuentra en los trópicos de África, constituyendo casi la mitad de la población -478 millones de personas- de esa región. Concentrados en la cuenca del Congo y en África oriental, la mayoría de estas personas dependen de la naturaleza para satisfacer sus cuatro necesidades básicas, pero dependen especialmente de la madera y el carbón vegetal como combustible para cocinar.

Al otro lado del globo, en la región de Asia-Pacífico, 278 millones de personas -más de una cuarta parte de la población- pueden considerarse altamente dependientes de la naturaleza, con la mayor proporción en Nueva Guinea, la cuenca baja del Mekong y la cuenca del río Ganges. En estas zonas, los ecosistemas son fundamentales para el suministro de energía y materiales de construcción.

En los países tropicales de América, el 9% de la población -48 millones de personas- depende en gran medida de la naturaleza para su subsistencia, practicando la agricultura, la recolección de productos forestales o la pesca. La mayoría de las personas que dependen de la naturaleza en esta región viven en las llanuras del alto Amazonas, Guyana y América Central.

P: ¿Qué hace única su investigación?

R: Está bien establecido que los ecosistemas -y su capacidad de almacenar carbono- desempeñan un papel enorme en la lucha contra el cambio climático. De hecho, las investigaciones demuestran que pueden aportar el 30% de la reducción de emisiones necesarias para estabilizar el clima. 

Sin embargo, lo que nos ha faltado son datos cuantitativos sobre dónde están los lugares más importantes para proteger la naturaleza para el clima y para las personas.

Esta información -que ahora nuestro mapa puede ayudar a proporcionar- es crucial porque el cambio climático supone una enorme amenaza para las personas que dependen de la naturaleza en los trópicos. En el fondo, se trata de una cuestión de justicia climática: Las comunidades que dependen de la naturaleza suelen ser las que menos contribuyen a las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y sin embargo son las que más sufren los efectos de la crisis climática, desde el aumento del nivel del mar hasta las graves olas de calor.  

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P: ¿Cómo puede este mapa ayudar a informar sobre las políticas para abordar este problema de justicia climática?

R: Saber dónde viven las personas que dependen de la naturaleza puede ayudar a los gobiernos y a los responsables de toma de decisiones a aplicar estrategias eficaces de conservación y desarrollo sostenible basadas en los recursos de los que más dependen estas comunidades. Y no es sólo el cambio climático lo que debe preocuparnos: Incluso los pequeños cambios en el medio ambiente pueden tener un enorme impacto en las personas que dependen de la naturaleza. Según el lugar del trópico en el que nos encontremos, las amenazas incluyen la tala de árboles, las prácticas agrícolas insostenibles y la minería, todo lo cual puede reducir el acceso a los alimentos y al agua potable, a los materiales de construcción y poner en peligro los medios de vida. 

Por eso las políticas y las intervenciones de conservación van a variar de un lugar a otro, y por eso es crucial tener en cuenta las necesidades y aspiraciones de la población local a la hora de diseñar y aplicar las estrategias de conservación. 

Por ejemplo, crear áreas protegidas que limiten la actividad humana puede ser adecuado en algunas zonas de países como Surinam o Guyana, que tienen ecosistemas intactos y menos personas que dependen de la naturaleza. Pero esa misma estrategia puede ser menos eficaz en zonas con un elevado número de personas que dependen de la naturaleza, en países como Camboya o la República Democrática del Congo. Allí, las comunidades podrían beneficiarse más de la aplicación de técnicas sostenibles para gestionar sus tierras, como la gestión comunitaria de los recursos naturales o la agricultura climáticamente inteligente.

Nuestro estudio describe cómo las estrategias basadas en la naturaleza que protegen, restauran o gestionan de forma sostenible los ecosistemas pueden diseñarse cuidadosamente para promover el desarrollo humano inclusivo y los beneficios medioambientales.

P: Conservación Internacional está ejecutando un proyecto en el sur de África que aborda algunas de estas cuestiones. ¿Puede hablarnos un poco de él?

R: Las comunidades locales e indígenas, como los pueblos mnisi cerca del Parque Nacional Kruger en Sudáfrica y las comunidades del Parque Nacional Limpopo de Mozambique, han criado ganado durante generaciones, pero las prácticas insostenibles, como el pastoreo excesivo, han degradado sus ecosistemas de pastizales a lo largo del tiempo.

El programa Herding 4 Health de Conservación Internacional ayuda a los ganaderos de seis países africanos -y a más de 1,5 millones de hectáreas de pastizales- a aplicar técnicas agrícolas respetuosas con la fauna y el clima para recuperar la naturaleza de la que dependen. A través del programa, las comunidades rurales reciben el apoyo de pastores capacitados para aplicar voluntariamente el pastoreo planificado de su ganado con el fin de minimizar el sobrepastoreo, eliminar la vegetación invasiva que obstaculiza el crecimiento de los pastos y la disponibilidad de agua, y adoptar prácticas de mitigación de conflictos entre humanos y fauna silvestre. A cambio, reciben apoyo para mejorar la calidad y la salud de su ganado, reducir las pérdidas de animales por los depredadores de la fauna salvaje y acceder a los mercados de ganado.

Uno de los componentes más críticos de este proyecto es que tiene en cuenta las prioridades y necesidades de los agricultores que dependen de la naturaleza, que son los que más pueden perder si los pastizales siguen deteriorándose. Situar la naturaleza en el centro del desarrollo sostenible es la mejor manera de beneficiar al clima, a la fauna y a las personas. 

Nota elaborada por Kiley Price, redactora y editora de noticias de Conservación Internacional.

 


Presentación en la COP26:

Este 9 de noviembre, en el marco de la COP26 sobre cambio climático, que se realiza en Glasgow, Escocia, se llevará a cabo el evento paralelo “Nature-Dependent People: Where nature is a matter of survival”, en el que los autores presentarán los principales hallazgos de la investigación, un mapa interactivo y se presentarán proyectos que se vienen implementando en países tropicales, que están contribuyendo a un desarrollo un humano resiliente, así como a la mitigación y adaptación frente al cambio climático. Por parte de Perú se presentará la Alianza Empresarial por la Amazonia, iniciativa conjunta de la Agencia de los Estadios Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y Conservación Internacional para promover negocios sostenibles en la Amazonia del Perú.