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Si le gusta el canto de las aves, debe ser una persona madrugadora, ya que muchas especies, generalmente los machos, usan la salida del sol como una oportunidad para restablecer su territorio o atraer la atención de las hembras cercanas. Esta actividad disminuye a medida que el día avanza y las temperaturas aumentan. Pero a medida que cae la noche, las especies nocturnas, como los búhos y los caprimulgus, hechizadas por los mismos impulsos, se vuelven activas. Sus vocalizaciones se mezclan con los sonidos de insectos y ranas para componer un paisaje sonoro completamente diferente.