Café con sabor a conservación

enero 2, 2017

Por Carmen Noriega

​​"Venimos produciendo café en un lugar muy especial, en un lugar donde tenemos que tener mucho conocimiento para producir café con conservación" Elí Vargas, Presidente de la Cooperativa de Servicios Múltiples Bosques del Alto Mayo – COOPBAM.

Perú es un país de contradicciones. Tenemos un territorio lleno de riquezas naturales, desde importantes minerales, que representan al primer sector económico del país, hasta una vasta biodiversidad, cuyos productos nos ponen en la vitrina de la gastronomía mundial. Sin embargo, también somos un país con pobreza y desigualdad. Curiosamente, las actividades que son los motores de desarrollo, a veces también son los principales motores de deforestación. Por lo que, para muchas personas, la conservación y el crecimiento económico están completamente disociados. Por eso, el caso del café del Bosque de Protección Alto Mayo es el mejor ejemplo de cómo se puede producir un café con sabor a conservación. Café que, además, ya se está vendiendo a importantes clientes de nivel internacional, incluyendo la misma Walt Disney Company.

Convertir el problema en la solución

El Bosque de Protección Alto Mayo es un área natural protegida ubicada en el departamento de San Martín, al norte del Perú. A pesar de su importancia para la provisión y regulación de los recursos hídricos, el BPAM se enfrenta a varias amenazas; la principal es la migración para agricultura. Cuando Conservación Internacional llegó a esta zona, hacia fines de 2007, encontramos una Jefatura incapaz de enfrentarse a las miles de personas que empezaban a poblar el área, debido a los pocos recursos con los que cuenta el Estado. Agricultores migrantes de Cajamarca, La Libertad, entre otras regiones andinas, habían llegado en búsqueda de tierras para cultivar café. La Ley de Áreas Naturales Protegidas indica claramente que no se puede habitar ni hacer agricultura dentro de los límites de los Bosques de Protección, pero al mismo tiempo, estas familias habían migrado por necesidad, para buscar mejores oportunidades. CI y el SERNANP se enfrentaban a un grave problema. Fue entonces que diseñamos una estrategia para que estos agricultores pasen de ser la amenaza, a aliados del bosque a través de Acuerdos de Conservación.

La historia de Elí

Elí Vargas es un representante de lo que ha pasado en el BPAM desde que comenzamos a implementar los acuerdos en el 2008. Él y su familia, como muchos otros, adquirió sus tierras a través de intermediarios, quienes nunca le informaron que sería imposible tener el título de propiedad por estar dentro del área protegida. Sin recursos para mudarse y cultivar en tierras que le pudieran pertenecer, Elí trabajaba el café de la única forma que sabía: tala y quema, y luego de 5 o 6 campañas, las plantas dejaban de producir. Entonces se adentraba aún más en el bosque a seguir talando. En el 2011, una oportunidad llegó a su puerta. Representantes de CI, la Jefatura del BPAM y la ONG ECOAN, nuestro socio implementador, nos acercamos para hablarle de los acuerdos de conservación.

"Los acuerdos de conservación vinieron muy precisos, con mucha voluntad de hacer el cambio para los que estábamos dentro del bosque… y para qué, [para los] que hemos sabido aprovechar este trabajo y estos beneficios, ha habido un verdadero cambio en nuestras vidas".

Desde que Elí firmó el acuerdo hasta el día de hoy, su producción ha pasado de 15 a 45 quintales por hectárea. Además, al mejorar sus técnicas para el secado del café y con esto, la calidad de su producto, ha podido acceder a mejores precios. Lo mejor de todo es que, desde entonces, Elí no ha tenido necesidad de seguir talando bosque. Al utilizar abonos orgánicos y prácticas adecuadas de poda y control de plagas, Elí ha triplicado su producción en la misma área de tierra que ya venía trabajando.

El café como oportunidad

La historia de Elí no es única. Esto es lo que ocurre con muchos agricultores en el Perú y de manera especial, con el caso del café. La falta de capacitación técnica y la poca ayuda del Estado, sumados a los impactos del cambio climático, están llevando a miles de agricultores y sus familias a migrar de sus lugares de origen (generalmente en regiones andinas) hacia la Amazonía Peruana, en busca de mejores tierras para el cultivo; incrementando la tala y quema de bosques. En años recientes, el aumento del precio del café resultó en un consecuente incremento de su cultivo, especialmente en zonas de ceja de selva, como el valle del Alto Mayo.

Esto no es de sorprender, de acuerdo a la Junta Nacional de Café, sólo entre enero y agosto de 2016, las exportaciones  peruanas de café alcanzaron un valor de US$ 323 millones, un 27% superior a los US$234 millones ingresados en el mismo período de 2015.

En el Perú, las principales regiones productoras de café son Junín (75,750 TM), Cajamarca (51,510) y San Martín (66,660 TM). Esta última, ha incrementado su producción debido a dos razones principalmente, el uso de tecnología media (en un 50%) y el fuerte apoyo del sector público junto a la Cooperación Técnica Internacional en el marco del Programa de Desarrollo Alternativo (sustitución de sembríos de hoja de coca). Al mismo tiempo que se da este boom agrícola, San Martín ha perdido 26,400 has de bosque solo en el 2014 y es una de las regiones más deforestadas de la Amazonía Peruana.

Soñando en grande

Pero la historia de Elí, no terminó ahí. A través de los ​acuerdos de conservación, se empezó a trabajar con los agricultores dándoles incentivos como asesoría técnica, herramientas y abonos naturales a cambio de su compromiso de no seguir deforestando. Aunque el principio fue difícil, hoy en día se han firmado más de 600 acuerdos, y más de 200 productores se han asociado para formar la Cooperativa de Servicios Múltiples Bosque del Alto Mayo – COOPBAM, la primera cooperativa de café en haber obtenido certificación orgánica dentro de un ANP. Gracias a las técnicas de poda y abono, sus cafetales rinden por más de 7 años y producen excelentes granos de café, los cuales ya están siendo vendidos a mercados especiales internacionales. Al mismo tiempo, los productores han reforestado sus chacras, produciendo ahora café bajo sombra y varios de ellos están desarrollando negocios alternativos, como el turismo de aves, cultivo de orquídeas y pitahaya.

Elí es el presidente de la COOPBAM y es el primer difusor de este importante mensaje. El café y la agricultura sostenible, no sólo pueden ayudar a la conservación de los bosques, también puede convertirse en un importante motor de desarrollo para pequeños agricultores. La COOPBAM ha conseguido ya la certificación orgánica y la de comercio justo. Esto ha facilitado la venta de su producto a importantes mercados de Europa y Estados Unidos, entre los cuales se encuentra la misma Walt Disney Company. En junio de 2016, los proveedores de Disney, Joffreys Coffee & Tea, visitaron el BPAM con el objetivo de conocer las chacras de los suscriptores de acuerdos de conservación, así como para hacer una catación del café de la cooperativa. Se espera que próximamente se concrete la venta​. Y la COOPBAM espera aún más, pues el éxito de su café es llevar el mensaje de conservación al resto del mundo.

"Imagínate, para mí esto ha sido un cambio de 180 grados. Firmar mi acuerdo, trabajar un poco consiente. Ya no me avergüenzo de ser agricultor. Si alguien se siente orgulloso de mi producto, yo también me voy a sentir orgulloso de ser agricultor, de producir café".